
La Catedral de Notre Dame, Una joya de la arquitectura
La Catedral de Notre Dame es uno de lugares más visitados de París y protagonista de las postales más vendidas y las fotos para el recuerdo de los miles de turistas que visitan la Ciudad de ka Luz. De estilo gótico, es la sede de la Iglesia Parisina y una de las principales atracciones de la ciudad, visitada por más 13 millones de personas al año. Son famosas sus preciosas vidrieras, sus espeluznantes gárgolas y su órgano.
Un poco de Historia
La Catedral de Notre Dame tiene más de 800 años. Su historia comienza cuando el obispo de París, Maurice de Sully, en 1160 decidió construir una catedral digna de la capital de Francia. Contó con el apoyo del rey Luis VII, que había sido compañero de clase del obispo. La Iglesia, los nobles y gran parte de la población participó en la construcción, unos con dinero y otros con trabajo.
La construcción comenzó en 1163 y finalizó en 1272. Contaron con grandes artesanos como escultores, carpinteros, vidrieros, etc. que trabajaron sin descanso bajo la supervisión de arquitectos experimentados de la época.
Maurice quiso dedicar la catedral a María, la Madre de Dios. De hecho hay 37 representaciones de la Virgen.
Notre Dame desde el río
Maravíllate con la grandiosidad de esta Catedral cuando pases por el crucero por el Sena. La vista principal es la fachada oeste, donde se congregan todos los turistas y peregrinos que la visitan. La fachada juega con líneas verticales y horizontales, que son alegorías de lo divino y lo humano. Desde la base a lo más alto de las torres mide unos 63 metros. Destaca también la portada principal que representa el juicio final.
Las vidrieras y los tres rosetones son de una espectacularidad que asombra y reflejan muy bien el arte cristiano y las campanas llaman la atención por su gran tamaño, sobretodo la de la torre sur con un peso de 13 toneladas.
Otro de los detalles en los que te debes fijar es en las gárgolas. Las gárgolas de Notre Dame son uno de los aspectos más populares para los visitantes. No sólo son ornamentales, ya que muchas sirven para canalizar las aguas de lluvia y evitar daños al edificio. También son un recuerdo de que hasta los seres más grotescos y espeluznantes son hijos de Dios y que merecen su amor y su salvación.
Página Web: www.notredamedeparis.fr